Consecuencias de la sobreprotección
Según Pilar Raffo, psicoterapeuta del Centro de Atención Psicosocial (CAPS), un niño sobreprotegido puede convertirse luego en uno temeroso, incapaz de encontrar sus propias soluciones y constantemente dependiente de lo que le digan los demás. Sucede que, dentro de su experiencia profesional, Raffo ha detectado hijos que no desarrollaron un nivel de independencia ni un grado suficiente de separación con los padres como para permitirle crecer y velar por su propio bienestar.
La sobreprotección y sus consecuencias no son problemas que parten de los hijos, sino de los padres. Esto se debe a que los papás demuestran una excesiva ansiedad que se manifiesta en un deseo de cuidar a los niños de manera desmedida, negándoles así la posibilidad de explorar el mundo por su propia cuenta. Esto influencia directamente en los hijos, quienes desarrollan también una inseguridad y ansiedad, un temor hacia lo desconocido, una incapacidad para tolerar la frustración y rechazo hacia las responsabilidades.
Por eso, es necesario que los padres aprendan a manejar su ansiedad y entiendan que sus hijos no siempre van a depender de ellos. Una vez que hayan interiorizado esta idea, será más fácil para ellos convertirse en un apoyo emocional en el desarrollo de los pequeños, no haciendo las cosas por ellos, sino motivándolos para que estos aprendan a desenvolverse en el mundo.
CLAVES
Es difícil que el niño tenga experiencias difíciles. Es importante que desde pequeños aprendan a sobrellevarlas.
A través del apoyo de su familia es que los niños deben aprender a superar los problemas con sus propios recursos.
Todo padre cuida a sus hijos cuando son vulnerables. Hay que saber en qué momento se vuelven autosuficientes.
PUNTO DE VISTA
Cuidar y proteger al niño
Por: Adhara Ampuero Psicóloga clínica
Es importante tener presente que la tarea de los padres es formar a sus hijos para que logren ser personas autónomas y cada acción o enseñanza debe estar dirigida hacia esa meta, buscando el equilibrio para no sobreprotegerlos o sobreexigirlos. Para ello, será necesario tomar en cuenta la edad del niño y sus características particulares.
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